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¿Cómo ha impactado la inflación sobre los productos alimentarios?

Julio 12, 2022    Economía

¿Cómo ha impactado la inflación sobre los productos alimentarios?

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que la tasa de inflación general en México se elevó en junio al ubicarse en 7.99%, su mayor nivel desde enero de 2001. Además, el índice de precios al consumidor (IPC) tuvo un avance mensual de 0.84%, lo que implica la subida mensual de precios más alta para un mes de junio desde 1998.

¿La inflación está imparable? El Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) implementado por el gobierno el pasado mes de mayo ha mitigado relativamente el aumento en los precios generales, pero el incremento de precios sigue inexorable su camino al alza. Al dato anual publicado recientemente, arrojó un incremento de 7.99 por ciento para el mes de junio, añadiéndole lo que mucho que han aumentado en costo variedad de productos, finalmente la cifra mensual es una, pero lo que se “esconde” detrás de ella es lo que realmente resiente la población.

Quizás lo más delicado es que hoy vemos un aumento generalizado de precios en productos alimentarios, muchos de ellos casi 10 veces arriba de la tasa promedio de 7.99 por ciento reportado este jueves por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Este comportamiento de los precios nos hace recordar épocas pasadas, que se esperaba nunca más regresarían.

Como señalamos, una cosa es la inflación promedio reportada por el INEGI (y de ninguna manera insinuamos que su metodología esté mal), y otra muy distinta la inflación que pega diariamente en los bolsillos de los ciudadanos comunes. La “inflación de la calle” está causando estragos como en viejos tiempos.

Solamente en junio, el precio del aguacate tuvo una inflación anualizada de 79.42 por ciento; la cebolla, por su parte, subió 56.8 por ciento a tasa anual; la papa, 49.30 por ciento; el chile poblano, 37 por ciento; la calabaza, 26.44 por ciento; el pepino, 23.8 por ciento y frutas diversas registraron una inflación anual durante junio de casi 18 por ciento.

Muchos de los productos arriba mencionados, prácticamente la mayoría, llevan todo el año con alzas, que también en la mayoría de los casos llegan a doble dígito. Pero no sólo son frutas y verduras, otros alimentos esenciales para la dieta del mexicano marcan la misma tendencia. En junio, el huevo tuvo un incremento anual promedio de 23.96 por ciento; el pollo se incrementó 17.52 por ciento y la carne de res 15.36 por ciento anual, muy por arriba de la Inflación general.

Aceites, pan blanco, harinas, lubricantes para automóviles y hasta servicios turísticos están arriba de la inflación general, en una tendencia que puede volverse insostenible de permanecer por mucho más tiempo.

Al revisar las cifras del desempeño de los precios de muchos productos, es claro que el PACIC ha sido insuficiente para contener el incremento de la inflación. Hace poco el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró tener listo un plan antiinflacionario que propondrá a su homólogo estadounidense, Joe Biden, durante la reunión que sostendrán ambos la próxima semana en Washington, aunque no ofreció detalle alguno.

En este contexto, al observar el crecimiento de la “inflación de la calle”, es decir, la que padecemos los ciudadanos comunes, entendemos la urgencia del mandatario mexicano por plantear un esquema que llegue en auxilio del PACIC, sobre todo considerando que gran parte de la inflación tiene un importante componente de importación.

En la década de los años ochenta del siglo pasado, el periodo más reciente de inflación descontrolada que padeció México, todo inició con un crecimiento generalizado de la “inflación de la calle”, seguido de aumentos salariales emergentes; para cuando se firmó el primer pacto de control inflacionario, el llamado Pacto de Solidaridad Económica (PSE), un 15 de diciembre de 1987, el daño estaba hecho, México llevaba al menos 5 años de descontrol inflacionario por etapas.

Hoy el escenario luce diferente, pero es un hecho que ya se registran las primeras señales de una inflación persistente y con potencial, lo peor que puede suceder es que no se atiendan dichas alertas.

AUTOR

Guadalupe López

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